lunes, 1 de noviembre de 2010

Elegir o ser elegido

Nacemos sin saber nada sobre nosotros mismos. Me pregunto si según vamos creciendo las cosas nos van eligiendo o nosotros somos quienes eligen. No recuerdo haber decidido que Angie de los Rolling Stones fuera mi canción favorita, simplemente lo es. Ni recuerdo haber escogido a Kelly Clarkson como la cantante que más me gusta o que el morado sea mi color o La sombra del viento mi libro.
Creo que en esto no tenemos ni voz ni voto, algo se nos mete en la cabeza y somos incapaces de imaginarnos de otra forma. Muchas veces ni siquiera sabemos qué es lo que nos gusta porque no nos lo hemos planteado. ¿Tu plato favorito?, ¿tu libro?, ¿tu estación del año?, ¿tu árbol?, ¿tu flor?, ¿playa o montaña?, ¿tu pintor?, ¿bebida con gas o sin gas?, ¿película?, ¿serie?, ¿color?... La mayor parte de las preguntas se quedan sin repuesta por el mero hecho de no pararnos a pensar, o porque no somos capaces de decidir.
¿Tonterías como las que más o la base de nuestra personalidad? Somos como somos y nuestros gustos se adaptan o nos adaptamos nosotros, nunca lo sabremos.

Lirio blanco

Un día descubrí que la flor que siempre he considerado mi favorita, había sido también la preferida de mi abuela. ¿Herencia o coincidencia?




Sauce llorón

De pequeña tenía un sueño recurrente, era dueña de una casita blanca con el tejado rojo que se ocultaba bajo un sauce llorón. Mi madre también lo soñaba. ¿Elegimos ese árbol o nos eligió?


Gustav Klimt


 Gustav Klimt solo me gusta a mí, ¿lo heredarán mis hijos?
Sus pinturas se alejan de la belleza establecida, son especiales.
 

Pingüino
Puede que me gusten porque su torpeza me recuerda a mí misma, porque viven donde siempre es invierno, porque son animales románticos o porque sí, sin más, solo se que me encantan y me paso horas abrazada a los pingüinos de peluche que encuentro en las tiendas... (¿tengo 5 años?) Tal vez en otra vida fui pingüino.
   
A veces odiamos cosas de manera irracional (yo por ejemplo no puedo evitar odiar a los perros), tal vez nuestros gustos se definan de la misma forma. No podemos elegir lo que nos gusta, es algo que sucede sin analizarlo. Igual que no podemos elegir a quién queremos querer, ni a qué le tenemos alergia, ni siquiera podemos estar seguros de que las decisiones que tomamos sean realmente nuestras.


¿Y si nuestro camino nos elige a nosotros y no alrevés?




"Déjate llevar,
si el alma te lleva...
Duele el corazón
cuando te lo dejas cerca del final 
donde todo empieza."
Donde todo empieza, Fito y los Fitipaldis.





"Sólo me queda el roce de sus labios y, al entreabrir los ojos, 
el juramento secreto que me llevé en la piel 
y que recordaría todos los días de mi vida."

La sombra del viento, Carlos Ruiz Zafón.


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