viernes, 30 de diciembre de 2011

"Como un recuerdo, como un espejismo".


Después de una larga pausa en el blog ya iba siendo hora de retomarlo... esto es por culpa de que los días no tengan 48 horas como deberían.


En el tiempo que he estado sin escribir se me han pasado muchos temas por la cabeza, pero ahora que estoy aquí delante del teclado solo puedo pensar en uno.
"Estás aburrida y lo sabes, 
no estarías aquí si no te faltara algo."
El diario de Noah.

Me pregunto por qué a algunas personas nos gusta complicarnos en cierto modo la vida, podemos estar tan tranquilos, tan a gusto y, de un día para otro, nuestro otro yo decide que es más divertido alejarse de lo simple.
"Siento que te me vas a cada paso que doy sin ti,
ando desnudo en la soledad, cuando te llamo no estas aquí.
Déjame reventar el horizonte del porvenir,
dándole al sueño una realidad con las caricias que hice por ti."
Te mentiría, Jere

Es algo que no alcanzo a comprender, no sirve para nada. Bueno, tal vez la razón sea que nos falta algo y necesitamos buscar esa pequeña chispa que complete el hueco. Pero, ¿es necesario que sea con algo complejo? ¿por qué no nos conformamos con planear un viaje o empezar un libro? No, no valdría, porque creo que lo que buscamos está más allá de lo que podemos controlar, queremos algo que sea diferente, que no hayamos vivido antes y que nos de igual los quebraderos de cabeza que conlleve o las consecuencias a corto o largo plazo. Da todo igual, porque lo que realmente ansías es ese momento en el que con un simple gesto sonríes y no piensas en nada, pero piensas en todo a la vez.
"Se que me cuentan los días
los abrazos sin hallarte,
y me recuesto en el suelo y
se me eriza el pelo en solo recordarte,
que mi almohada está llena de cuando no estabas,
de canciones que nunca cantabas,
de todo, de nada, de besos de esos que nunca me dabas,
y de un tiempo a esta parte decido soñarte."
Duerme conmigo, Marea.
Está claro que no se puede generalizar y que no a todos nos da por lo mismo. Por supuesto, también influyen mucho las circunstancias que nos rodean.
"Yo sólo sé vivir así,
el diablo me cogió y me abandonó la suerte
como me abandonaste a mí.
Nada puedo hacer
ahora que ya estás a mil kilómetros de aquí;
y, si un día tú te atreves a quererme,
yo te estaré esperando aquí."

A mil kilómetros, Fito y los fitipaldis.
Y en estos momentos es cuando veo claro que no siempre hay respuesta para la pregunta que hace el protagonista de una de mis películas favoritas: "¿Tú que quieres? ¿Qué es lo que quieres?" "¿Qué harás Allie?"
"Hay días que parece
que nunca se va a apagar el sol,
y otros son más tristes
que una despedida en la estación."

Cerca de las vías, Fito y los fitipaldis.
No sé si decir anoche o esta mañana, el caso es que he pensado mucho en lo increíblemente masoquista que puedo llegar a ser. Según me han dicho las mujeres no podemos no pensar... y creo que el problema no es que no podamos parar de pensar, es que no podemos enfocar en el pensamiento adecuado.
"Dos ladrones que planean
Robarle a la luna el perdón.
Y yo sigo en el infierno
Intentando ser el peor..."

Y a mi qué, Jere.

Entonces, ¿qué me pasa? ¿por qué no puedo sencillamente pensar en algo diferente? ¿por qué me pregunto una y otra vez por qué los días no tienen más horas? ¿por qué cuando algo que nunca empezó termina, piensas que no debería haber ocurrido y al mismo tiempo te dices "hubiera preferido que no ocurriera si supiera lo que ahora sé"?
"No le tengo miedo al diablo
¿no ves que no puedo arder?
No hay mas fuego en el infierno
del que hay dentro de mi piel."

Cerca de las vías, Fito y los fitipaldis.

 

Intentar no hacer algo no es suficiente para lograrlo. Intentar no tener momentos tiernos con alguien no hace que lo consigas y lo intentas, miras para otro lado, dices cualquier idiotez... y cuando te quieres dar cuenta vuelves a formar parte de un abrazo que no sabes ni cómo ni cuándo ni dónde ha empezado.

"De tanto hacerlo sin parar 
me acostumbre a respirar y a derrochar el aire fresco. 

Y pienso si te vas las veces que te tengo 
y cada vez que estás que te echaré de menos 

 vuelvo a respirar, vuelvo a respirar. 
Un dia la suerte entró por mi ventana. 

Vino una noche se fue una mañana. 
Quizás solamente me vino a enseñar...
que viene y va." 
Viene y va, Fito y los Fitipaldis.

Igual con el paso de los días se me olvida esta sensación. Yo lo único que quiero es sonreír todos los días entre besos, pero no quiero pensar "¿Qué estará pensando?" ni "¿cuánto tardará en decidir que algo de dos días no es más que un suceso aislado sin implicación alguna?" o peor "¿pensará eso desde el principio y esa forma de mirar no es más que una mentira de fábrica?"
"Yo, cuando duermo sueño que,
la luna alumbra tu piel abrazada junto a mi.
Pero no, me despierto y tu no estas,
y a mi me come el colchón y ya vuelvo a recordar..."

Te mentiría, Jere.
Ahora me pregunto si prefiero que me mientan en algunas ocasiones o si es que me miento a mi misma matizando la realidad con pensamientos fantasiosos. Es como la eterna pregunta "prefieres que esté con ella y piense en ti o que esté contigo y piense en ella", es la frase que más clara deja la tendencia a la mentira sea como sea, no sabemos decidir, aunque puestos a elegir prefiero lo primero porque me parece más sincero para mi, pero siempre se vuelve a lo mismo, no se puede ser sincero al 100%, no estamos hechos para ello. ¿No existe un punto donde la sinceridad sea lo que buscamos? ¿es que preferimos sonreír sabiendo que algo no es real? ¿cómo saber si lo es o no? ¿por qué nos empeñamos en preguntarnos qué pasa por las cabezas de los demás? si de verdad quisieran que lo supiéramos lo dirían, preguntar es arriesgarse a oír una verdad dolorosa o una mentira piadosa.
"Y me enamoró, aunque era un hada alada y
yo seguía siendo nada no importó,
eramos parte del mismo colchón..."
Corazón de mimbre, Marea.
Si decimos que sí, nos mentimos. Si decimos que no, puede que también. Si nos preguntan en qué piensas y respondemos "nada" cuando nuestros ojos dicen lo contrario, mentimos de acción, pero no de pensamiento, ¿qué nivel es ese en la escala realidad-invención?
"Que le diga que ya nos veremos,
que ha vivido en un silbido
orgullosa de haber sido una yegua sin freno."

La luna me sabe a poco, Marea.
Así somos, complicados. Creo que nos gustan las cosas que no podemos tener porque si siempre pudiéramos tener todo lo que deseamos nada tendría el suficiente valor como para intentar conseguirlo.
Esta mañana he dicho que si una sola cosa fuera diferente, cambiaría las demás. Qué sencillo parece. Elimina una sutil barrera física y estaré dispuesta a conquistar el resto del camino. Pero no es así. Así que una vez más, después de decir cientos de cosas con la mirada que se quedan en el aire, respiro hondo, suspiro y pienso que algún día tendré mi beso perfecto y mi The End.

"Amaneció, la vi irse sonriendo con lo puesto
por la puerta del balcón, 
el pelo al viento
diciéndome adiós,
porque decidió 
que ya estaba hasta las tetas de poetas de bragueta y revolcón,
de trovadores de contenedor..."

Corazón de mimbre, Marea.

Tal vez no sea hoy ni mañana ni dentro de un año, pero al final es lo que todos esperamos, ese mísero segundo en el que sabes que después de todo no sufrimos por nada, siempre, siempre, siempre es por algo. Llámalo química, llámalo destino, pero en esencia todos buscamos encontrar el motivo por el que hemos esperado, luchado o llorado. 

Solo necesitamos una frase antes de los créditos, necesitamos un "...y por esto pasó todo" o un "...después de tanto melodrama descubrí que tenía un sentido...", necesitamos saber que dejaremos de desayunar mirando el escaparate y entraremos para formar parte de lo que tantas veces hemos tenido tan cerca.


Que, algún día, todos tendremos nuestro propio Desayuno con diamantes.