sábado, 19 de mayo de 2012

Grandes escenas con 2 motivos idealizados (y medio)

Grandes escenas... 
(puede que me repita con algún post anterior y 
aviso de que hay spoilers de finales de película, etc.)

Lluvia

Cómo conocí a vuestra madre


"Al final, 
lo único que tuve que hacer esconseguir que lloviera. (...) 
Todo parecía igual, pero no era así...
En una noche todo había cambiado."
Ted Mosby, Cómo conocí a vuestra madre.


Pretty Little Liars



One tree hill




Querido Jonh



The O.C.



El Diario de Noah




Nieve (A faltade lluvia...)


Serendipity





Ascensores

Gossip girl



La cruda realidad



Drive



Anatomía de Grey



The L Word



Serendipity



Benditas escenas que siempre nos hacen creer que hay un botón de stop en cada ascensor, que se parará en seco o nos besarán en el trayecto... o que saldremos a la calle durante el diluvio universal y daremos rienda suelta a la pasión. Para que luego nos digas que tenemos las expectativas muy altas... no es culpa de la sociedad, ni nuestra, es culpa de Hollywood.


¡Pero me encanta!


lunes, 14 de mayo de 2012

Prohibido pisar el césped. Mariposas para B.


Hace meses dejé este borrador a medias y hoy, aunque no lo modifico, lo amplío, porque se quedó a medias y como todas las cosas en esta vida, no son válidas hasta que cierran. La película no termina hasta que sale la palabra fin, le dice un padre a un hijo en una de esas escenas míticas del cine romántico. Así que aquí estoy, sintiendo todas y cada una de las mariposas.


¿Dónde estamos? ¿Móstoles?¿Madrid?¿España?¿Europa?¿la Tierra?¿el Sistema Solar?

¿Importa? No sabemos lo que nos rodea, no sabemos si viajamos perdidos por el universo. Nos preocupa encontrar trabajo, la universidad, los amigos, la familia, saber qué comer, las calorías, lo caro que está el cine, elegir qué libro vamos a leer...


Vivimos en un mundo rodeado de mundos y lo que realmente nos preocupa es qué hacer cada mañana. Queremos viajar, tener vacaciones, disfrutar, tener experiencias que nos hagan emocionarnos con tan solo recordar. Queremos vivir una vida con sentido antes de que se termine. Queremos poder decir: Soy feliz porque he hecho todo lo que deseaba.


Queremos marcharnos, pero no decir adiós.


Queremos comer, pero no engordar.


Queremos reír, pero a veces la gente nos juzga si lo hacemos.


Queremos llorar, pero casi siempre cuando nadie nos ve.


Queremos enamorarnos, pero sabemos que puede doler.


Queremos hacer locuras, pero no siempre se nos permite.


Queremos decir lo que pensamos, pero la sociedad nos silencia.


Queremos ser siempre sinceros, pero a veces está mal visto.


Queremos cantar, pero nos asusta desafinar.


Queremos bailar, pero nos avergüenza no saber.


Queremos hacer la croqueta por una cuesta de césped, pero nos da miedo que nos miren con lástima.


Queremos soñar despiertos, pero nos dicen que pongamos los pies en la tierra.


Queremos ser niños, pero nos obligan a crecer.


Da igual lo que queramos, siempre habrá algo que quiera impedirlo. Por cada pro, dos contras. ¿Cómo saber entonces si debemos seguir las peticiones de nuestro corazón o hacer caso de la cordura social autoimpuesta? ¿De dónde sacar el valor para olvidar el juicio?


Quiero tumbarme a leer debajo de un árbol, pero veo "PROHIBIDO PISAR EL CÉSPED", un segundo más tarde hay un perro haciendo sus cosas justo donde yo quería leer. Vivimos en una sociedad donde los límites han dejado de ser coherentes.


Tú no puedes pasear con alguien por el césped, pero un perro puede escarbar, correr, comerse la hierba, orinar y defecar en cualquier rincón.


Llegas a una ciudad nueva, quieres entrar en una iglesia para ver su arquitectura y su arte y te encuentras con un mendigo en la puerta, entras y te piden dinero para dejarte pasar. ¿Por qué tengo que pagar para entrar en una iglesia mientras una persona que lo necesita no recibe nada? Si se supone que la iglesia es "la casa del señor", ¿dónde está Dios para decir que le parece bien que nos cobren por entrar mientra salguien sufre a la puerta de su casa? Si intentan decirnos que así es como tiene que ser, entonces ¿no me gusta ese Dios o no me gustan sus portavoces?¿Qué derecho tienen unos frente a otros para pedir dinero?.


Los límites los ponemos los seres humanos, marcamos las normas de conducta, las reglas morales, los tributos y todo. Estamos en el siglo en el que todo se paga, todo está prohibido y decimos que tenemos libertad. ¿Libertad para qué? ¿Libertad para seguir el camino estipulado? ¿Libertad para andar como se supone que hay que andar, para que nuestro tono de voz nunca se eleve demasiado, para respirar un aire cada día más viciado? ¿Y eso es ser libres?


Así que terminamos haciéndonos a la idea de que la libertad es ese término relativo que nadie termina de entender, pero que todos consideramos nuestro. Y así pasamos nuestra existencia, soñando con ser mariposas sin atrevernos a salir del capullo y echar a volar. 


A veces creemos que otras mariposas vuelan a nuestro alrededor y que somos los únicos atrapados sin salida. Como si nadie nos hubiera enseñado a volar. Sin saber que a veces somos libres de verdad. ¿Cuándo? En ese mágico momento en el que importa más lo que te pide tu instinto que lo que grita tu cerebro, en ese instante en el que todo vale porque la cordura y la moralidad no te hacen sentir no solo como una mariposa... sino como si las llevaras todas dentro. 

Y ahí revolotean como locas. Dentro de todos nosotros, tratando de enseñarnos cuándo tenemos que abrir las alas y dejar de mirar el suelo que pisamos. Cuándo tenemos que besar, gritar, correr, cantar, bailar, hacer el amor o pegarle un puñetazo a algo. 


En mi último cumpleaños, mi mejor amiga me regaló una pulsera de plata. Son mariposas alrededor de mi muñeca. Ahora miro la pulsera y pienso que la tontería que empezó por una canción de La Oreja de Van Gogh en un segundo ha cobrado otro significado. Porque todas las cosas que hacemos porque sí tarde o temprano nos enseñan algo.


"Cada fallo,
cada imprecisión,
cada detalle,
todo bajo control.


Cada acierto,
cada aproximación,
cada escena,
bajo supervisión.


La casualidad se puso el disfraz de una
mariposa que al vuelo se entregó soltando
su efecto nos acarició."

Mariposa, La Oreja de Van Gogh.

Y así es como he decidido que nunca más volveré a decir "Haz lo que quieras" o "Haz lo que creas correcto" o "Haz lo que debes hacer", a partir de hoy diré siempre "Haz lo que sientas que debes hacer". Porque todos podemos ser mariposas y nadie es quién para arrebatarnos las ganas de volar aunque vayamos a estamparnos contra un cristal.


Para B., porque toda mariposa tiene que aprender a volar.


viernes, 11 de mayo de 2012

Una lista olvidada...

Día 9 de septiembre de 2011. 
Otro borrador olvidado. De 20 cosas he cumplido 8... es un poco deprimente teniendo en cuenta que ya voy hacia los 22.


 A las cinco de la mañana, con los ojos como platos, me puse a rebuscar por mi habitación sin saber muy bien qué quería encontrar. Y de pronto, entre papeles y más papeles, ahí estaba... una de las miles de listas que he hecho a lo largo de los años. Esta era sobre cosas que quería antes de cumplir los 20.


 Es un poco triste leerlo y ver que pocas de esas cosas se han cumplido y que algunas fueron ya después de mi 20 cumpleaños. La verdad es que son tonterías, pero como en su momento me importaban me ha deprimido un poco.

 Antes de los veinte quiero...

1. Montar en la lanzadera.
2. Aprender a patinar.
3. Aprender a tocar la armónica.
 4. Ver pingüinos de cerca.
5. Estar con alguien más de siete meses.
6. Subir un rocódromo. 
7. Tirarme por una tirolina.
8. Hacerme voluntaria.
9. Tener una cita en un parque con columpios.
10. Que me regalen un lirio blanco. 
11. Que me inviten a un algodón de azúcar.
12. Terminar de leer El mundo de Sofía.
13. Hacer paracaidismo.
14. Montar en moto de agua. 
15. Tener un gato. 
16. Hacer una sesión doble en el cine.
17. Volver a decir Te quiero sintiéndolo de verdad.
18. Tener unos Iron Fist.
19. Tener un saco de boxeo.
20. Que me susurren al oído Te Quiero.


jueves, 10 de mayo de 2012

Sin vergüenza...

El enésimo borrador rescatado del día. ¿205?


Esta tarde cuando he ido a coger el autobús a la hora de siempre he pensado unas cien veces "que no esté, que no esté, que no esté" en un intento por hacer desaparecer a alguien por quien casi se abre la tierra y me traga ayer.


Existe la gente tonta, la estúpida, la torpe, la cegata y, después, estoy yo. Lo lógico es que antes de hablar sobre alguien tengas cuidad y mires si está cerca. Pero no, yo empecé a hablar de un completo desconocido con el que a veces me cruzo en el autobús. Me acuerdo de la primera vez que le vi subir, llevaba unos vaqueros oscuros caídos y una camiseta de manga corta verde, el pelo rapado y la mirada triste.


Desde entonces cada vez que coincidimos trato de imaginarme cómo se llama, qué estudia, cómo es. Y siempre acabo con la misma conclusión... que no me caería bien si le llegase a conocer y que su atractivo es precisamente ese.


Entonces descubrí que a una amiga con la que voy también en el autobús le atrae un amigo de él y nos pusimos a hablar... dando unas descripciones tan exactas que cuando le vi bajarse saliendo de detrás de mi sitio me puse más que colorada, verde. Sí, vale, será tu pelo, tu forma de andar o tu colonia, pero jamás hablaré contigo, ¿por qué entonces sentimos vergüenza ante los desconocidos?


Tal vez sea cosa mía, tengo el umbral de la vergüenza estropeado. Soy capaz de bailar en Haarlem (Holanda) la Campanera de Joselito y tratar de aprender salsa en un local concurrido sin tener ni idea, pero me pongo azul en situaciones absurdas.


He pensado también en cierto tema relacionado con la vergüenza, la timidez. Veamos dos casos prácticos de la vida real. Por un lado, la incapacidad de dos personas de mostrar cariño en público aunque tengan ganas de hacerlo.


Si te apetece hacer algo, ¿por qué no hacerlo?¿Qué puede pasar?¿Que te vean? Menudo drama, ¿no? ¿Es mejor quedarse con las ganas de darle un beso?¿Es mejor dejar pasar el tiempo? ¿Y si esa hubiera sido tu última oportunidad? ¿Y si mañana te caes por una alcantarilla? ¿No es la vida demasiado corta para pasarla sintiéndonos observados por los demás? ¿En qué se basa ese tipo de timidez? Más aun cuando sabes que no te van a rechazar, que si le coges la mano no va a apartar la suya, que si rozas su cintura se acercará a ti.

El segundo caso práctico ya lo he mencionado otras veces y creo que guarda relación con todo lo que he dicho hoy.



Casey: "Almost dying in that manhole made me realize that I could die at any time, I could slip in the shower and... I've... been waiting... all this time to feel the way with Max that I've always felt with you. And ... if it's the end of the world, I wanna be with you!"




"Estar a punto de morir en esa alcantarilla me hizo darme cuenta de que podría morir en cualquier momento, podría resbalar en la ducha y... he estado esperando... todo este tiempo sentirme con Max como siempre me he sentido contigo. Y... si es el fin del mundo, quiero estar contigo."




No deberíamos tener miedo a lanzarnos al vacío, porque siempre lo que tenemos por ganar será mayor que las posibilidades de perder.