viernes, 30 de diciembre de 2011

"Como un recuerdo, como un espejismo".


Después de una larga pausa en el blog ya iba siendo hora de retomarlo... esto es por culpa de que los días no tengan 48 horas como deberían.


En el tiempo que he estado sin escribir se me han pasado muchos temas por la cabeza, pero ahora que estoy aquí delante del teclado solo puedo pensar en uno.
"Estás aburrida y lo sabes, 
no estarías aquí si no te faltara algo."
El diario de Noah.

Me pregunto por qué a algunas personas nos gusta complicarnos en cierto modo la vida, podemos estar tan tranquilos, tan a gusto y, de un día para otro, nuestro otro yo decide que es más divertido alejarse de lo simple.
"Siento que te me vas a cada paso que doy sin ti,
ando desnudo en la soledad, cuando te llamo no estas aquí.
Déjame reventar el horizonte del porvenir,
dándole al sueño una realidad con las caricias que hice por ti."
Te mentiría, Jere

Es algo que no alcanzo a comprender, no sirve para nada. Bueno, tal vez la razón sea que nos falta algo y necesitamos buscar esa pequeña chispa que complete el hueco. Pero, ¿es necesario que sea con algo complejo? ¿por qué no nos conformamos con planear un viaje o empezar un libro? No, no valdría, porque creo que lo que buscamos está más allá de lo que podemos controlar, queremos algo que sea diferente, que no hayamos vivido antes y que nos de igual los quebraderos de cabeza que conlleve o las consecuencias a corto o largo plazo. Da todo igual, porque lo que realmente ansías es ese momento en el que con un simple gesto sonríes y no piensas en nada, pero piensas en todo a la vez.
"Se que me cuentan los días
los abrazos sin hallarte,
y me recuesto en el suelo y
se me eriza el pelo en solo recordarte,
que mi almohada está llena de cuando no estabas,
de canciones que nunca cantabas,
de todo, de nada, de besos de esos que nunca me dabas,
y de un tiempo a esta parte decido soñarte."
Duerme conmigo, Marea.
Está claro que no se puede generalizar y que no a todos nos da por lo mismo. Por supuesto, también influyen mucho las circunstancias que nos rodean.
"Yo sólo sé vivir así,
el diablo me cogió y me abandonó la suerte
como me abandonaste a mí.
Nada puedo hacer
ahora que ya estás a mil kilómetros de aquí;
y, si un día tú te atreves a quererme,
yo te estaré esperando aquí."

A mil kilómetros, Fito y los fitipaldis.
Y en estos momentos es cuando veo claro que no siempre hay respuesta para la pregunta que hace el protagonista de una de mis películas favoritas: "¿Tú que quieres? ¿Qué es lo que quieres?" "¿Qué harás Allie?"
"Hay días que parece
que nunca se va a apagar el sol,
y otros son más tristes
que una despedida en la estación."

Cerca de las vías, Fito y los fitipaldis.
No sé si decir anoche o esta mañana, el caso es que he pensado mucho en lo increíblemente masoquista que puedo llegar a ser. Según me han dicho las mujeres no podemos no pensar... y creo que el problema no es que no podamos parar de pensar, es que no podemos enfocar en el pensamiento adecuado.
"Dos ladrones que planean
Robarle a la luna el perdón.
Y yo sigo en el infierno
Intentando ser el peor..."

Y a mi qué, Jere.

Entonces, ¿qué me pasa? ¿por qué no puedo sencillamente pensar en algo diferente? ¿por qué me pregunto una y otra vez por qué los días no tienen más horas? ¿por qué cuando algo que nunca empezó termina, piensas que no debería haber ocurrido y al mismo tiempo te dices "hubiera preferido que no ocurriera si supiera lo que ahora sé"?
"No le tengo miedo al diablo
¿no ves que no puedo arder?
No hay mas fuego en el infierno
del que hay dentro de mi piel."

Cerca de las vías, Fito y los fitipaldis.

 

Intentar no hacer algo no es suficiente para lograrlo. Intentar no tener momentos tiernos con alguien no hace que lo consigas y lo intentas, miras para otro lado, dices cualquier idiotez... y cuando te quieres dar cuenta vuelves a formar parte de un abrazo que no sabes ni cómo ni cuándo ni dónde ha empezado.

"De tanto hacerlo sin parar 
me acostumbre a respirar y a derrochar el aire fresco. 

Y pienso si te vas las veces que te tengo 
y cada vez que estás que te echaré de menos 

 vuelvo a respirar, vuelvo a respirar. 
Un dia la suerte entró por mi ventana. 

Vino una noche se fue una mañana. 
Quizás solamente me vino a enseñar...
que viene y va." 
Viene y va, Fito y los Fitipaldis.

Igual con el paso de los días se me olvida esta sensación. Yo lo único que quiero es sonreír todos los días entre besos, pero no quiero pensar "¿Qué estará pensando?" ni "¿cuánto tardará en decidir que algo de dos días no es más que un suceso aislado sin implicación alguna?" o peor "¿pensará eso desde el principio y esa forma de mirar no es más que una mentira de fábrica?"
"Yo, cuando duermo sueño que,
la luna alumbra tu piel abrazada junto a mi.
Pero no, me despierto y tu no estas,
y a mi me come el colchón y ya vuelvo a recordar..."

Te mentiría, Jere.
Ahora me pregunto si prefiero que me mientan en algunas ocasiones o si es que me miento a mi misma matizando la realidad con pensamientos fantasiosos. Es como la eterna pregunta "prefieres que esté con ella y piense en ti o que esté contigo y piense en ella", es la frase que más clara deja la tendencia a la mentira sea como sea, no sabemos decidir, aunque puestos a elegir prefiero lo primero porque me parece más sincero para mi, pero siempre se vuelve a lo mismo, no se puede ser sincero al 100%, no estamos hechos para ello. ¿No existe un punto donde la sinceridad sea lo que buscamos? ¿es que preferimos sonreír sabiendo que algo no es real? ¿cómo saber si lo es o no? ¿por qué nos empeñamos en preguntarnos qué pasa por las cabezas de los demás? si de verdad quisieran que lo supiéramos lo dirían, preguntar es arriesgarse a oír una verdad dolorosa o una mentira piadosa.
"Y me enamoró, aunque era un hada alada y
yo seguía siendo nada no importó,
eramos parte del mismo colchón..."
Corazón de mimbre, Marea.
Si decimos que sí, nos mentimos. Si decimos que no, puede que también. Si nos preguntan en qué piensas y respondemos "nada" cuando nuestros ojos dicen lo contrario, mentimos de acción, pero no de pensamiento, ¿qué nivel es ese en la escala realidad-invención?
"Que le diga que ya nos veremos,
que ha vivido en un silbido
orgullosa de haber sido una yegua sin freno."

La luna me sabe a poco, Marea.
Así somos, complicados. Creo que nos gustan las cosas que no podemos tener porque si siempre pudiéramos tener todo lo que deseamos nada tendría el suficiente valor como para intentar conseguirlo.
Esta mañana he dicho que si una sola cosa fuera diferente, cambiaría las demás. Qué sencillo parece. Elimina una sutil barrera física y estaré dispuesta a conquistar el resto del camino. Pero no es así. Así que una vez más, después de decir cientos de cosas con la mirada que se quedan en el aire, respiro hondo, suspiro y pienso que algún día tendré mi beso perfecto y mi The End.

"Amaneció, la vi irse sonriendo con lo puesto
por la puerta del balcón, 
el pelo al viento
diciéndome adiós,
porque decidió 
que ya estaba hasta las tetas de poetas de bragueta y revolcón,
de trovadores de contenedor..."

Corazón de mimbre, Marea.

Tal vez no sea hoy ni mañana ni dentro de un año, pero al final es lo que todos esperamos, ese mísero segundo en el que sabes que después de todo no sufrimos por nada, siempre, siempre, siempre es por algo. Llámalo química, llámalo destino, pero en esencia todos buscamos encontrar el motivo por el que hemos esperado, luchado o llorado. 

Solo necesitamos una frase antes de los créditos, necesitamos un "...y por esto pasó todo" o un "...después de tanto melodrama descubrí que tenía un sentido...", necesitamos saber que dejaremos de desayunar mirando el escaparate y entraremos para formar parte de lo que tantas veces hemos tenido tan cerca.


Que, algún día, todos tendremos nuestro propio Desayuno con diamantes. 

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Let me whisper in your ear.

"El equilibrio es no dejar que alguien te quiera menos de lo que te quieres tú."
Come, reza, ama.

Estoy aquí sentada pensando en qué puedo escribir que no sea tan terriblemente drástica como el último post, pero acabo de ver Come, Reza, Ama y me he dado cuenta de que me he vuelto a tragar otra película de final inverosímil.
Una moneda, varios lápices del ikea y un pintalabios, eso es todo lo que llevo en los bolsillos hoy. Una moneda de 50 céntimos, con su cara y con su cruz. Puede representar bastante bien a cualquier persona. Todos tenemos dos caras. Una marca nuestro valor, lo que tenemos, lo que somos y a lo que podemos aspirar. La otra habla de dónde venimos, de los sitios que nos quedan por conocer, las cosas que aun tenemos que hacer.
Creo que el problema principal es que en ningún momento mostramos las dos caras al mismo tiempo. Por eso creo que todos somos iguales y diferentes y que hagamos lo que hagamos no lo podemos demostrar.
El otro día en la parada del autobús de Príncipe Pío empecé a pensar como siempre en todo y en nada al mismo tiempo y, cómo no, qué mejor forma de pasar el rato que escribiendo en mi libretita... Así que hoy pensando en que las monedas son todas diferentes y todas iguales creo que voy a copiar lo que escribí.
Déjame susurrarte al oído algo que nadie se atreve a gritar, somos unos desconocidos, nadie llega nunca a conocer al otro del todo. Por eso hoyo, como tu eterna desconocida, te voy a susurrar cosas que tú ya sabes, cosas que todos sabemos, pero que nadie parece mostrar interés o darles importancia.
Unos buscan ser parte de un todo, un grupo homogéneo en estilo o pensamiento. Otros tratan de diferenciarse, intentan ser originales, únicos.
Lo que pasa es que ninguno llevará jamás la razón. Estamos en un punto medio que a efectos prácticos no admite discusión. Tú no me conoces, pero sabes que soy igual y diferente al mismo tiempo.
Lo que nos diferencia no es nuestra forma de ser, nos diferencia la forma que tenemos de tratarnos. Nadie es mejor que nadie, salvo que le hagan sentir así o se autoconvenza de ello. 
Déjame decirte también que, aun sin conocerte, sé que eres capaz de sorprenderte, de enamorarte, de enfadarte, de deprimirte y, lo más importante, de aprender.
Sé que pueden romperte el corazón y que tal vez nadie se de cuenta porque escondes lo que sientes. 
Sé que tus lágrimas son tibias y que si lloras un día muy frío sentirás con intensidad el calor que sale desde lo más profundo de ti y recorre milímetro a milímetro tu piel. También sé que tus lágrimas son saladas y que cuando reconoces su sabor es porque alguna vez no has podido frenarlas antes de que llegaran a tus labios. 
Sé que tu humos cambia dependiendo de lo que estés haciendo, con quién estés o cómo hayas pasado la noche. Sé que incluso si tuvieras fobia al contacto físico comprenderías lo que transmite que te abracen fuerte. Puedes creer que no te gusta besar o ser besado, pero llega el día en el que comprendes lo contrario cuando sonríes entre besos.
Sé que habrá comida que yo odie y que a ti te apasione. Y lo mismo puede pasar con la música, el cine, la textura de la ropa, el sonido de algunas risas, ciertos olores... No te conozco y sé que nunca lo haré.
Igual que sé que no miras igual a unas personas que a otras, que tu tono de voz cambia según el tema de conversación. Por supuesto sé que no solo tienes una cara, tienes cientos. Tu cara de reír con los amigos, tu cara al mirar a tu pareja cuando nadie te ve, tu cara de concentración, tu cara cuando confías, tu cara cuando algo te incomoda, cuando preferirías cambiar de tema, cuando te asustas, cuando hay algo que te come por dentro, cuando no encuentras el valor para decir lo que piensas, cuando te sientes mal, cuando algo te preocupa, cuando tienes hambre o sueño, cuando alguien especial te hace reír sin que lo que dice tenga gracia, cuando experimentas diferentes tipos de placer.
No sé quién eres, pero lo sé todo de ti. Sé que tienes sueños, deseos, metas y que algunas cambiarán con el tiempo. Sé que no vemos lo mismo cuando miramos a la misma persona, el mismo cuadro o la misma puesta de sol.
Sé quién eres y no sé nada de ti. Solo sabré aquello que tú me enseñes. Sabré qué canciones te gustan, cuál es la película que más te ha calado o qué te gusta hacer. Sabré si cantas en la ducha o si bailas cuando nadie te ve. 
¿Cómo puedo saber nada? ¿Cómo puedo insinuar que podemos conocernos y no conocernos al mismo tiempo? Sencillo, tú, quién quiera que seas, no eres más que otro yo y yo no soy más que otro tú. Nos diferencia pura y llanamente un mundo de superficialidad, de banalidad, de sinsentidos. 
A mi me gustan los canelones y puedo que tú prefieras las acelgas, pero en el fondo a los dos lo que nos gusta es el sabor, el olor, la textura, da igual que encontremos el placer en comidas u objetos distintos, nuestro cuerpo experimenta la misma sensación.
Déjame decirte algo que ya deberías saber, es más lo que nos une que lo que nos separa.
Entonces ¿por qué nos empeñamos en creer que no conocemos a alguien solo porque no sabemos su color favorito? ¿por qué creemos conocer a alguien solo por saber su película favorita? Conocerse y no conocerse es lo mismo, conocerse es saber tratarse, es saber convivir, saber lo que la otra persona necesita o quiere sin que te lo diga. 
No conocerse es creer que esa persona es como tú te la has imaginado, como tú quieres que sea, sin dejarla ser. 
Y esto es todo, media hora de autobús no da para más y sinceramente creo que es más lo que no se dice que lo que se dice. Todo va de contradicciones hoy.

Pero después de todo es lo que somos. 
Simple contradicción.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Pérdida de realismo. Fantasía de mentiras.

Llevo unos días mala en casa y, cómo no, he estado viendo películas como "Amor y otras drogas", "Con derecho a roce", etc. Todas películas románticas con un componente común la falta de realismo para ganarse al público soñador.
Va por rachas supongo. Unas veces queremos que todo sea fantasioso y surrealista, que nos hagan pensar que tendremos un final feliz en cualquier situación. Pero otras veces, buscamos que nos sorprendan con una historia de final más auténtico o, por qué no, un final igual de ilógico, pero dramático.
Estoy cansada de ver el mismo argumento con su mismo final predecible. Sí, queremos ver escenas que nos hagan pensar que a veces podemos tener más de lo que hay en realidad, pero también queremos que no todos los dramas y discusiones terminen en un encuentro final con música y beso.
¿Y qué hay de esos largos discursos sobre el amor que dan los protagonistas en el momento cumbre de la película? Y ¡Oye! lo hacen sin pensarlo, les sale espontáneo, sin guión ni preparación previa. Cuando en la vida real solo atinamos a decir: "yo... eh... esto... bueno... quería decirte... pero es que... bueno déjalo... no espera... pues eso... que lo siento... que yo... ya sabes... en el fondo..." ¡Menuda mierda!
Tengo mis dudas, no sé si las películas románticas deberían servirnos de ejemplo para aprender a soltar frases que dejen a la otra persona con la piel de gallina y una sonrisa inevitable... o si deberían ser las películas románticas las que aprendieran de la vida real y dejaran de formarnos falsas ilusiones de que algún día encontraremos a alguien que nos persiga corriendo antes de que cojamos el tren y nos diga que en con nosotros ha descubierto lo que significa el amor.
No es que soñemos alto, es que si seguimos creyendo todo lo que vemos en esas "grandes" y "emotivas" escenas cualquier día vamos a poder volar con las orejas, puestos a dar credibilidad a algo que no tiene ni pies ni cabeza.
{FINALES, posibles Spoilers}
¡Oh, venga!... ¿en serio? ¿En serio alguien puede pensar que es muy realista el final de Con derecho a roce? Bueno, tal vez en el mundo de Yupi sí, pero señoras y señores en el planeta Tierra NO.
Y ¿qué hay de 10 razones para odiarte? Claro, un tío sale contigo por dinero y con regalarte una guitarra y besarte ya está todo olvidado, por supuesto.
Bueno y que no quepa la menor duda de que si tú dejas tirado a tu marido cuando os acabáis de casar y te vas con una tía a la que acabas de conocer, no solo termináis siendo amigos sino que toda la familia te apoya incluido él, como en Rosas Rojas.
Y no olvidemos La casa del lago, tú empiezas a recibir cartas de un desconocido que dice vivir en el pasado y no solo te lo crees sino que encima te enamoras de él y esperas pacientemente a que se encuentre contigo y os beséis sin saber siquiera que clase de bucle espacio-temporal os ha envuelto.
¿Qué me decís de Sin compromiso? ¿Cómo no vamos a creernos esa perfecta e idílica relación de amistad con derechos que termina en un encantador final de cuento de hadas?
Por favor, señores guionistas del mundo, ¿no se dan cuenta de que están convirtiendo el amor en un estereotipo de la banalidad? ¿no ven que el público tal vez busque algo más que un final completamente previsible? ¿no están hartos de copiarse los unos a los otros desde tiempos inmemoriales?
Pero no todo termina aquí, no todo son finales peliculeros absurdos y sin sentido que nadie vivirá en la vida real... que va. También hay otros finales. Los grandes finales de catarsis extrema cuando el colmo del surrealismo aparece en pantalla y la mitad de las mujeres pensamos: ay... ¿por qué yo no tengo algo así?
Y claro, nos lo creemos. Creemos que dos hombres pelearán por nuestro amor pese a tener unos kilos de más y ser raras de narices. Y no solo se pelearán por conquistarnos sino que además leerán que hemos escrito que son unos capullos arrogantes y aun así su amor será tal que nos abrazarán y cubrirán con su abrigo al correr bajo la nieve pensando que nos iban a abandonar.
Pero no... está claro que esto al lado de nuestra increíble versión del amor en Pretty Woman, puede llegar a ser hasta aceptable, teniendo en cuenta que un millonario no se enamora de una cualquiera porque resulta que tiene un gran corazón y decide hacer de su relación un cuento de hadas. ¿Vomito o me echo a llorar?
Muy creíble, ¿verdad? Ay que no se me olvide por supuestísimo ese momento en el que una actriz entra en una librería y se enamora del primero que ve solo porque no la reconoce y abandona su carrera multimillonaria para quedarse junto a un pobre desgraciado tumbados en el banco de un parque... ¿precioso? sí. ¿Creíble? por favor... que somos adultos. No hijos no, no creáis todo lo que veis en la televisión y cuando echen Notting Hill no penséis que por pasar las horas muertas mirando libros en una tienda va a aparecer Hugh Grant para luchar por una relación utópica y falta de cordura.
Aunque puestos a hablar de utopías encontramos un gran remix de cuentos para no dormir en Love Actually, película que intenta hacernos creer que un extranjero con el que ni siquiera hemos podido hablar por culpa del idioma, va a aprender a hablar el nuestro, a venir a buscarnos y pedirnos matrimonio. O que el primer ministro de Inglaterra se arriesga a la crítica pública por besarse con una de sus trabajadoras delante de todo un colegio. O que un niño pequeño influenciado por películas en las que curiosamente siempre se llega al aeropuerto a tiempo de declarar el amor verdadero, decide correr y correr hasta alcanzar a una niña que... señoras y señores, cinco años más tarde estará fumando y liándose con el primer "malotillo" que vea y ni se acordará del pobre chaval que se pegó la carrera de su vida para recibir un mísero besito casto en la mejilla. Aunque sin ninguna duda, la mayor mentira de toda la película es la escena de los carteles... "To me, you are perfect". ¡VENGA YA! (Aunque yo tengo guardado un cartel de cartón que pone Escapémonos que me enseñó cierta persona desde la calle poniendo nuestra canción... pero ella era una peliculera como yo y gente así ya no queda).
No se nos puede olvidar Cómo perder a un chico en diez días. Tú te dedicas a torturar a un tío, te enamoras de él luego descubres que te estaba utilizando para una apuesta y él descubre que le estabas utilizando de experimento, pero no me cabe la menor duda de que él va a coger una moto para alcanzar el taxi en el que va montada ella y declararse como si no se lo hubiera ni preparado.
En la vida real no buscamos algo tan simple. Chico conoce a chica. Se enamoran. Hay un momento de drama. Final con éxtasis romántico. Lo que realmente nos atrae es simple y complicado al mismo tiempo. Queremos a alguien como nosotros, pero diferente. Queremos jugar, pero sin que sea con los sentimientos. Queremos discutir sin tener que crear todo un drama alrededor de cada desacuerdo.
Sí, me encantaría gritar y que me callasen con un beso. Me gustaría que fueran corriendo detrás de mí por la calle que me alcanzasen y me dijesen que lo soy todo. Ya lo he dicho. Pero, ¿quién tiene la culpa de esos sueños? Vosotros guionistas crueles que decidís crear una ilusión, una mentira, algo que nadie comprende, pero que ansía.
Yo no quiero seguir esperando que me digan mierdas increíbles como "Has cambiado mi vida", "Estoy enamorado de ti", "No sé que tienes, pero..." BLA BLA BLA. No quiero seguir esperando, pero no sé cómo hacerlo. Necesito un bofetón de realidad que me diga Á. esas cosas jamás te pasarán a ti.
No pasarán porque principalmente creo que a estas alturas de la vida nadie se molesta lo suficiente en conocer a la otra persona, somos egoístas, egocéntricos y, sinceramente, no sé si nos merecemos ser amados. No hay nada más cruel de la realidad que la mala costumbre que tenemos de querer a quien no nos  quiere.
 Y pensamos "Yo que podría dártelo todo", "yo me esforzaría por hacerte feliz", "disfrutaría cada día con tu sonrisa"... y de nuevo BLA BLA BLA. No lo hacemos, no lo decimos, porque somos unos cobardes y porque sabemos que la vida es tan simpática que como respuesta nos daría un silencio, un gracias, una palmadita en la espalda o, peor aun, la falsedad de quien no quiere hacerte daño diciendo la verdad, que no siente nada por ti.
Ojalá todo fuera como en la serie Being Erica y yo tuviera un terapeuta que me hiciera viajar al pasado a modificar mis arrepentimientos. Iría y más de uno se llevaría un bofetón en ve de inundar mi almohada con lágrimas más de orgullo que de desamor. Volvería atrás y me lanzaría al vacío a cada oportunidad. ¿Por qué lo haría si volviese al pasado, pero soy incapaz de hacerlo en el presente?
Nadie lo merece. Nadie debería tener derecho a torturar queriendo o sin querer a otra persona y eso es lo que pasa día a día por culpa de que el maldito Cupido tiene la puntería atrofiada.
No pido que me lleven el desayuno a la cama ni que me regalen flores todos los días. No quiero que decir "que guapa estás" sea algo obligatorio y sin ganas. No busco alguien que me lleve de la mano a pasear y dar de comer a las palomas (principalmente porque ODIO a las palomas con todo mi corazón). No quiero que me soben todo el día. Ni que me digan soñadas cada cinco segundos. No soy posesiva ni quiero que lo sean conmigo.
No quiero que hacer el amor se convierta con el tiempo en una tradición más que en una combustión espontánea de dos cuerpos que comienza con un beso. Ni quiero que me acaricien el pelo durante horas. No pido que me abracen durante toda la noche. Ni busco que me llamen "amor", "cielito", "pastelito"... NO, si vas a ponerle un nombre cariñoso a alguien al menos que no sea una basura.
No quiero despertarme y pensar "¿qué es esto?", "¿qué he hecho?", "¿por qué no elijo mejor?", "¿por qué en estos tres últimos años solo me busco a personas que no quieren realmente nada conmigo?", "¿por qué me molesto en pasar el rato sabiendo que tarde o temprano tendré que dejarlo por no aguantar más ese vacío que es lo único que me ofrecen?"
Estoy harta de escuchar "Es que no busco una relación seria", y ¿qué buscas? ¿lo sabes acaso? ¿buscas una relación de broma? ¿un jueguecito con el que pasar el rato hasta que te enamores de una con la que curiosamente no te importe tener algo serio? y lo más importante ¿qué significa una relación seria?
Harta de oír "Es que dar cariño no es lo mío", "tengo fobia al contacto físico", "no soy de los que abrazan", "si lo que buscas es que te bese todo el tiempo conmigo vas mal". PERO POR EL AMOR DE DIOS ¿QUÉ LES PASA A LOS HOMBRES? O mejor dicho... ¿qué les pasa a los últimos que han pasado por mi vida?
Que me dan ganas de gritarles: ¿A vosotros quién os ha dicho que quiera que seáis como lapas? ¿He dicho yo acaso que quiera casarme mañana? ¿Te he pedido hijos? ¿Una casa? ¿Te he dicho de vernos cada minuto de cada momento libre que tengamos? ¿Te he dicho que vaya a dejar de quedar con mis amigas para dedicarme en exclusivo a vivir una relación pegajosa y repugnante? ¿Te he pedido que dejes de lado a tus amigos para lo mismo? ¿Te hicieron algo malo de pequeño para que te de pánico darme un maldito abrazo? Y sí, esto va por los tres últimos que han pasado por mi vida, cada cual con sus cosas particulares.
 Pero, ¿qué es lo que creéis? Que me gusten las bodas no quiere decir que seáis con quien quiero casarme, que quiera tener hijos no quiere decir que os quiera como padres, que quiera un abrazo de vez en cuando no quiere decir que sea una empalagosa a la que hay que estar todo el día apretando, que me guste que me saluden con un beso no significa que quiera que me tumben en el primer banco que vean a besarme con desenfreno, que quiera saber si una relación tiene futuro no significa que ese futuro yo lo vea a un plazo de 40 años porque para mi una relación seria no significa que me vea en un mausoleo juntos como los amantes de Teruel.
Que me intereses no significa que quiera oírte hablar de ti mismo durante horas interminables, que me guste tu forma de reír no quiere decir que vaya a estar todo el día de coña, que quiera salir de vez en cuando en plan pareja no quiere decir que quiera pasarme cinco horas mirando a las nubes y viendo corazones.
Que no sea de las sue dicen "me duele la la cabeza" no da derecho a nadie para decidir que una relación se puede basar simplemente en eso. Que tu casa esté sola porque tus padres se hayan ido o porque vivas solo no quiere decir que la calle deje de existir ni que la tierra se trague los cines o los restaurantes o los parques. 
Que conozca cada gesto de una cara y aun así me las intenten colar ya no sé si es por inconsciencia, ignorancia o por tener ganas de hacer daño. Que le diga al que era mi novio "Mira deberías conocerme mejor, pero no me escuchas te pasas el día hablando en plan monólogo así que esto no funciona si no me dejas ser como soy" y reciba por contestación que entonces mejor cortar... es para decir ¿pero chico a ti no te enseñaron educación o es que tu nivel de egolatría es tal que no ves más allá de tu nariz?
Que me digan "es que yo soy así", bueno vale y yo soy una borde, una cabezona, orgullosa, rencorosa y con demasiado carácter y eso no quiere decir que no sepa dosificarme o cambiar cosas o lo más natural del mundo MADURAR. 
¿Qué pensáis que quiero? Es mi pregunta. Porque vale, el primero de estos tres la cagó por no tener ni una pizquita de sensibilidad cuando pasé por algo muy duro para mi en la familia. Pero ¿los otros qué? ¿Qué pensáis que busco? ¿Formar una familia o cortaros las alas? ¿Creéis que lo que quiero es malo para vosotros? ¿Qué quiera que mi pareja me conozca y deje por un segundo de pensar que es superior a mi es malo? ¿Qué después de siete meses de "algo" es una locura pensar que igual las cosas pueden avanzar hacia algún puerto en lugar de quedarnos en los 14 años? ¿Pensáis que el problema lo tengo yo que busco imposibles? ¿O es que me fijo en gente inadecuada? 
Soy la persona más fácil de contentar en este aspecto del mundo. Vienes, me dices hola, me das un beso en la mejilla y ya sonrío y pienso que eres adorable el resto del día. En lugar de eso me tratas como si fuera inferior a ti o como si fuera un simple colega y me dan ganas de arrancarte los ojos y jugar con ellos a las canicas. Suena psicópata, lo sé, pero que levante la mano quien no ha sentido nunca una agresividad de aumento progresivo con cada desprecio del contrario. Y ahora no quiero oír el típico "no es un desprecio, es que no me sale ser así", ¿es que de pequeños no os contaron que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio?
Y todo esto viene porque me he puesto en huelga contra las películas románticas cuyos finales nos hacen creer en la magia de las reconciliaciones y los reencuentros, en que un buen día el que te trató como si importaras menos que una lata vacía de cerveza en la basura volverá y te dirá que ha cambiado.
FALSOS, que sois todos unos FALSOS. Que fingís preocuparos, fingís sentir, fingís que sois felices con alguien, pero en realidad es todo una mentira, en el fondo lo único en lo que piensas es que es un paso más del camino, pero jamás una meta. Y que te vas por ahí conoces a cualquiera y ya has avanzado a otro paso del camino, pero eso sí nunca hacia delante, hacia la madurez. No, siempre en paralelo. 
Y que me digan "No te pongas celosa porque no tienes motivos para ello" y luego me entere de que como todo... es otra mentira. Que me digan "es que eres la primera tía con la que me arriesgo a tener una relación" y que después de cortar te diga que no estaba preparado, pero que va detrás de una que si la consiga la tratará como una reina, es decir... que fue otra mentira. O que me suelten "siento algo por ti, pero es que no se me dan bien las relaciones" o la peor de todas "eras como mi novia", pero sin serlo ¿no? ¿Y eso qué es? Pues otra MENTIRA. 
Porque estoy cansada de callarme todo lo malo que pienso o suavizarlo para que suene más comprensivo y sensible. Pues no. Ya no más. A mi que no me vuelvan a soltar ninguna frase de mierda por el estilo porque de verdad que no respondo. Si no sabes lo que quieres, hazle un favor al universo y sobre todo hazme un favor a mi y a ti mismo y ACLARATE ANTES DE QUE LA OTRA PERSONA SE HAGA ILUSIONES. Y no mientas, no es necesario. Si no sientes nada, dilo. Si te gusta otra, dilo. Si crees que eres mejor que tu pareja y que tu monotema conversacional es mejor que cualquier cosa que a la otra persona le pueda preocupar, DILO. 
Pero por favor, POR FAVOR, vale ya de hacernos creer los primeros meses que sois lo que queremos, que queréis lo que somos, que buscamos lo mismo... porque eso nos lleva de nuevo a las mentiras. Si eres sincera con alguien respecto a lo que te gusta, ¿es que no escuchan, es que no quieren memorizarlo o es que prefieren asentir con la cabeza para luego hacer todo lo contrario?
Repito: 

No busco un padre.

No busco un marido.

No busco una lapa.

No busco una radio que hable sin parar sin escuchar.

No busco un mueble frío y que no sepa darme lo que necesito cuando lo necesito.

No busco un ciego que no sepa leer en mis ojos cuándo estoy deprimida.

No busco un niño que por cualquier historia no ha sabido afrontar las cosas al crecer. 

No busco una prolongación de mi propio cuerpo porque nuestras manos se queden pegadas.

No busco una factura de móvil millonaria por escribirnos o hablar todos los días cuarenta veces.

No busco camas llenas de pétalos de rosa.

No busco que me traten como una amiga, porque para eso ya tengo a mis amigos. 

Y a la vez no busco a alguien que crea que por ser pareja dejamos de ser amigos. 

Y por supuesto, no busco un tío que me diga frases que ni siquiera él se cree. 


No busco una falsa historia de amor con final apoteósico y que nunca se sabe qué pasa después del gran momento final. No quiero conformarme con una novela romántica que cuando cierras el libro los personajes mueren en cualquier estante. 


Bienvenidos al mundo real
donde querer a alguien casi siempre significa
tener días como el mío de hoy.