miércoles, 1 de mayo de 2013

Pide un deseo...



A veces nos sentimos perdidos en nuestra propia vida. A veces vivimos vidas que parecen no pertenecernos. Podemos llegar a vernos como trozos de carne en movimiento, corazones que bombean, piernas que se han aprendido de memoria nuestro rutinario camino...


Los años van pasando y un día no encontramos al niño que antes estaba ahí. Le buscamos sin resultado. Gritamos dentro de nuestra cabeza, pero sentimos el vacío que ha dejado y esperamos sentados en un rincón de nuestra mente a que alguien nos grite, tal y como segundos antes buscábamos nosotros.


Pero... ¿qué pasa si esperamos a que griten buscándonos? ¿No querrá decir eso que hay otra etapa que ha pasado de largo sin darnos cuenta?


No crecemos, aprendemos a ver Hamlet en El Rey León. No maduramos, seguimos llorando cuando no estamos bien y, en el fondo, seguimos necesitando la sensación de ser cogidos en brazos, protegidos, queridos.


No envejecemos, acumulamos conocimiento y todo es una experiencia, hasta la carencia de ella. Cada vivencia seguirá siendo nueva, estimulante y, en ocasiones, aterradora.


Tenemos miedo de perder el control, miedo de que la vida alcance un ritmo tan frenético que no podamos frenar hasta habernos chocado.


He visto el cambio en las personas. He visto lo que deteriora una enfermedad que aunque no mata el cuerpo, mata el alma. He visto a gente anclarse en la adolescencia con un aura de patetismo que solo se puede apreciar desde fuera. He visto a ancianos con más vitalidad que veinteañeros. He conocido a adultos irresponsables que han creído que eran felices viviendo como niños malcriados perdiéndose la mejor etapa de su vida.


He sentido lo que es perder a un ser querido y lo que es querer a alguien que acaba de llegar al mundo. Me he enamorado como si no hubiera conocido a nadie antes, como si el pasado se borrase y fuese una niña pequeña descubriendo por primera vez su oso de peluche.


La vida está hecha de círculos concéntricos. No dejamos de ser un pequeño circulito sino que ampliamos las fronteras a su alrededor. Pero hasta que no te das cuenta de que incluso un mal pasado es parte de lo que eres, el niño al que buscabas no dejará verse.


Si te ciegan los arrepentimientos porque solo miras la vida como si fuera una calle de una sola dirección, no podrás ver crearse un círculo cada vez más grande, un mundo que vamos creando mientras vemos correr las horas del reloj.


Si tapamos nuestros oídos y cerramos los ojos soñando con lo que pudo ser no veremos nunca lo que podríamos llegar a haber sido. Si dejamos que la vida nos parezca demasiado grande y nos negamos a luchar por conseguir ser felices, habremos perdido no solo una batalla sino la guerra de nuestra razón para existir.


Tal vez no sepamos lo que queremos o nos sobrepase lo que otros ven para el futuro, pero si no seguimos paso a paso, día a día... volveremos al punto de partida y seremos los niños perdidos... que no llegaron a encontrar Nunca Jamás.


Dame un día más y ya veremos donde vamos a parar. 



Pide un deseo... si está en mi mano, es tuyo.
Espero tu respuesta.