jueves, 25 de noviembre de 2010

Frente a la pastelería


 Bajo por la calle de canal hacia una de mis tiendas de ropa preferidas en busca de un jersey negro de cuello vuelto. Voy mirando al suelo como siempre y tan ensimismada que las rayas de la acera parece que se mezclan. Al llegar me pruebo el jersey y al mirarme al espejo suspiro, no es mi mejor día, qué le vamos a hacer. Termino comprándolo junto con unas orejeras negras que llevo buscando varios años.
Es pronto y no me apetece volver, miro un par de tiendas más y me paro a por un vasito de muestra de té caliente, amarga un poco y no me gusta el toque de canela, pero no está mal. Cuando iba a meterme en el metro de Quevedo, el olor de las castañas asadas me obliga a comprar una docena.
Con la bolsa de castañas en una mano, la mochila colgada a un lado mientras busco en el bolsillo el abono, el mp3 a punto de caerse, no podía pasarme nada si además bajas por unas escaleras y con tacones. Lógico, tropiezo. Me agarra un chico.

 "Everywhere I look I see your eyes."
Angie, The Rolling Stones.

El color de sus ojos me recuerda a otra persona. Sonríe y me dice que tenga cuidado. Vamos al mismo andén sin hablar. Empiezo a comerme las castañas, una mujer pasa arrasando y al empujarme me pongo perdida de cachitos de castaña. Le oigo reirse. No me hace gracia. Por si fuera poco, llega el metro y de los nervios vuelvo a tropezar, se cae el mp3 al suelo y al agacharnos a recogerlo nos damos en la cabeza. Genial, lo que faltaba.
Bajamos en Ópera. Se pone a hablar conmigo. Sigo pensando que esos ojos son de otra persona. Me pide el número de teléfono y dudo. Entonces la bendita pregunta aparece: "No me lo quieres dar... ¿porque tienes novio?". Respondo que no tengo y cuando voy a darle el número me doy cuenta de que le estoy dando uno falso. Me voy corriendo hacia el ramal y se pierde entre la gente.
¿Es triste rechazar algo nuevo por su parecido con algo inalcanzable? Puede que sea más triste cuando se trata de encontrar sustitutos. Como si te murieras por un terrón de azúcar y solo tomaras sacarina.

"And I don't know why...
I can't keep my eyes off of you."
You and me, Lifehouse.
Porque la sacarina nunca será azúcar.
Porque esperamos que los caminos amargos
nos lleven a resultados dulces.

 
Hay que ver lo absurdo que puede llegar a ser el tema. Te acercas a una pastelería a la que no puedes entrar y ves un pastelito de chocolate. Paras cada día frente al mismo escaparate para observarlo y ves que alguien entra y lo señala. Lo quiere. No sabes qué hacer si romper el cristal y correr calle abajo con las manos llenas de pasteles o irte allí y no mirar más, por si acaso un día miras y el pastel ya no está.
Pero no puedes evitar pararte, ahí sigue. Abres la cartera con decisión y solo encuentras una pelusa... donde otros tienen todo lo que hace falta para llevarse lo que quieran, tú no tienes nada. En un momento de melodrama te dejas caer sobre el escalón de la acera junto a la pastelería y miras la tienda de productos dietéticos de enfrente. Y así pasa el tiempo comiendo galletas sin azúcar y sin gracia, cuando tus ojos piden a gritos atracar la pastelería. Respiras hondo, das otro bocado y tratas de imaginar que lo has logrado.

“When I need you here,
all I do…
I close my eyes 
and I’m with you.”
When I close my eyes, Bonnie Tyler.




Miro otra vez dentro de mi cartera, 
no sé lo que me falta, 
no sé por qué no puedo.


             

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