jueves, 17 de marzo de 2011

Equilibrio o buena suerte

"Que mi cama está hecha donde no hay ventanas,
donde las miradas tienen ganas,
donde hay lunas de tela y un sol navajero
de noches en vela,
donde llegó el olvido a soltar la melena,
donde nunca pienso si me quieres,
donde todo es mentira y quejíos de pena
desconchan paredes."

Duerme conmigo, Marea.
Ayer mi amiga E. empezó a preocuparse por su suerte. A partir de su 21 cumpleaños parece que su buena suerte se ha esfumado. El colmo fue un accidente con el autobús yendo hacia Príncipe Pío.
¿Existe realmente la suerte?Si existe... ¿es posible perderla de un día para otro?¿Tiene algo que ver nuestra actitud con el mundo? Si nos caracteriza el pesimismo tal vez atraigamos la mala suerte, aunque siempre he pensado que si no eres optimista el golpe será más leve al caer.
"Y me mira de reojo cuando cree que no la miro,
como no voy a mirar si arde como el rastrojo en cuanto me descuido,
que su mirada es un tiro de sal al que ose chorar en el bosque frutal
de su libertad, de mi soledad, de nuestro vendaval."

Duerme conmigo, Marea.
A veces necesitamos un empujón para ver que no estamos en el camino que deberíamos. Por ejemplo, esta tarde hemos estado durante un rato muy, muy largo tratando de que L. se atreviera a hablar con "el de azul". Al final él se iba sin más y sin la intervención de N. no se habría girado y, por tanto, hablado con L.
Pero no siempre hay alguien para darnos ese empujoncito, no podemos sentarnos a esperar que nos den todo hecho, como tampoco podemos ser el único que actúa. Entonces ¿dónde está la suerte? Suerte sería que en la vida fuéramos polluelos y nos dieran todo mascado, tener la certeza de no fallar en nuestros intentos, no sentir dolor físico ni emocional... Pero para mi, la suerte es cuestión de equilibrio, sin él nada funciona. Todos necesitamos un equilibrio de fuerzas.
Ni el coche con el motor más potente del mundo puede avanzar sin ruedas.
Ni la farola mejor situada puede iluminar sin corriente.
Ni las escaleras más espectaculares son útiles sin piso de arriba.
"Y si fuera
mi vida una escalera
me la he pasado entera
buscando el siguiente escalón,
convencido
que estás en el tejado
esperando a ver si llego yo."

La vereda de la puerta de atrás, Extremoduro.
Falta de equilibrio es una intención no correspondida. Es ir en el autobus y mirar directamente a unos ojos verdes que te miran y ser incapaz de corresponder con una sonrisa. Es que se sienten a tu lado sonriendo y no sepas reaccionar. Si no hay un 50-50% todo se estanca. Adiós ojos verdes, igual otro día nos volvemos a cruzar... igual vuelvo a apartar la mirada creyendo que mi equilibrio, mi suerte, aparecerá en otra cara. 
Equilibrio es que haya una balanza de besos, de intentos, de abrazos, de llantos y risas... No que siempre un lado pese más que el otro, no que no se sepa cuánto dar sin recibir, no querer ser inmortal, darnos cuenta de que todo tiene fecha de caducidad y que si un día nuestro autobús se sale de la carretera podamos pensar en el último segundo en lo que hicimos y no en lo que dejamos de hacer.
"Cuando besa tiembla el suelo,
y soñaba calentar lo de abajo del ombligo,
yo soñaba que quería soñar contigo,
eso somos tu y yo, el cielo y el suelo,
putadas y amor, pereza y desvelo,
lija y terciopelo."

Lija y terciopelo, Marea.
"Se que me cuentan los días
los abrazos sin hallarte,
y me recuesto en el suelo y
se me eriza el pelo en solo recordarte,
que mi almohada está llena de cuando no estabas,
de canciones que nunca cantabas,
de todo, de nada, de besos de esos que nunca me dabas,
y de un tiempo a esta parte decido soñarte."

Duerme conmigo, Marea.



"Eres mi sombra y mi luz,
mi Oeste y mi Sur,
mi buena suerte..."
Mi buena suerte, Luis Ramiro.



¿Dónde está mi equilibrio?
...Mi buena suerte...






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