miércoles, 15 de diciembre de 2010

Las cosas podrían haber sido diferentes...

Las cosas podrían haber sido diferentes... si desde el inicio de los tiempos sentirnos microscópicos ante la vida no hubiese marcado una pauta de comportamiento basada en el miedo a lo desconocido, el miedo a los demás.
  ¿Quién no se ha sentido alguna vez impotente ante lo que le rodea? Salimos a la calle y parece una inmesidad. Nos acercamos a una playa y el mar es aun más abrumador. Nos dejamos intimidar por cualquier cosa, desde una carretera atestada de coches a un mar embravecido o en calma.
Pero parece que nunca nos queremos fijar en nuestra propia grandeza, estamos tan acobardados por el exterior que vamos vaciándonos por dentro. Si lo que está fuera nos acompleja, nos agobia o nos impide crecer... ¿cómo vamos a intentar que algo superior surja por nuestra cuenta?
Es sin duda alguna este temor inevitable a ser aplastados por cuanto nos rodea lo que nos hace en ocasiones cometer grandes errores. Nos preocupa demasiado el qué dirán, el qué pasará si no sale bien, el qué pueden pensar si hago lo que tanto deseo, etc. Nos hemos encarcelado en un pequeño mundo donde las fronteras están señalizadas, las distancias delimitadas y nuestra capacidad para asimilar cada gigante de la vida está bloqueada.

Si un día no tuvimos miedo de volar, ¿qué nos ha hecho amarrarnos al suelo?
Cuando no medíamos ni medio metro, el mundo era mucho más abrumador... supuestamente. Debería haberlo sido, miles de dificultades nos hacían más y más pequeños. Pero en lugar de atemorizarnos, sonreímos, volamos, vivimos con la ilusión de crecer para formar parte de esa realidad. Despertamos viendo cada día nuestra cuna más pequeña, después la cama, después la encimera de la cocina parece bajar, podemos subir escaleras sin ayudarnos de las manos, correr sin balancearnos con los brazos separados, sentarnos sin que nos ayuden, ir al cine sin asientos especiales para poder ver la pantalla... y es justo en ese momento cuanto nos desmoronamos.
"¿Y ahora qué?" "¿Cuál es el siguiente paso?"
Pero nadie responde, estamos solo frente a lo que aun nos queda grande.
Completamente solos. Por un momento esperamos que alguien acuda a nuestra llamada, nos coja de la mano y diga algo que borre toda duda. No sucede. Seguimos solos, y en los demás solo encontramos miradas de extraños. A veces asustan, empiezan los interrogantes "¿Por qué me está mirando?", "¿Tengo algo entre los dientes?", "¿Será que me conoce?"... Mil opciones a cual más absurda, para terminar dandote cuenta un día de que igual que tú sientes sus miradas, ellos sienten la tuya. Y que esas caras que a tí te hacen cuestionarte hasta lo más mínimo son tu misma expresión reflejada, incredulidad ante la velocidad de la vida, ante las circunstancias que te oprimen y ante los rostros ajenos.
 
Despierta cada mañana con el pensamiento de que algo maravilloso va a pasar.
En el fondo todos somos niños perdidos sin saber dónde o cómo mirar.


“Just let it go
Don't be afraid to lose control, no
Yes, I know what's on your mind
When you say "stay with me tonight"
Time of my life, BSO Dirty Dancing



Siempre podemos recurrir a la frase tan oída en la infancia:
"seguro que te tiene más miedo del que le tienes tú." 


     

No hay comentarios:

Publicar un comentario