lunes, 2 de mayo de 2011

Bad Day

Casi no veo las teclas que pulso ni la pantalla, menos mal que las conozco como si fueran una prolongación de mis manos. Tengo los ojos como globos y como no pare de llorar acabo con la sequía de medio planeta. Me escuece tanto la nariz de sonarme que creo que si lo hago una vez más me quedaré con el cacho en la mano.
Me duele la cabeza y si por mi fuera ahora mismo estaría en la cama temblando como una niña pequeña, pero en lugar de eso aquí estoy... escribiendo con la esperanza de que se me pase todo lo que siento. 
Ojalá todo fuera sencillo. Ojalá mi padre no tuviera dolores, no tuviese que tomarse una medicación tan fuerte y peligrosa, no trabajase tanto o que de vez en cuando mejorase... y no que parece que siempre va a peor.
Tengo 20 años y nunca tuve adolescencia. No hice locuras ni estupideces, pasé directamente a la madurez... no es justo. Oigo mil veces "Eres una irresponsable, no te preocupas por nada, no me entiendes..." y aun sabiendo que es mentira me presiono más y me exijo, me exijo y me exijo hasta que me siento inútil e impotente por no conseguir llegar a nada, por no poder ayudar más, porque a veces me parece que soy una carga y que solo estorbo. 
Da igual las veces que busque tratamientos alternativos.
No importa lo mucho que me esfuerce por hacer sonreír a todos. 
Qué más da que me muera de miedo en cada pesadilla por las noches y que mil veces me despierte llorando sin saber porqué me pasa esto a mí. 
Quién se da cuenta de que hay días que sonrío sin ser feliz. 
Quién hace algo por mí.
Hoy le he dicho a mi madre que intente ser fuerte, que intente salir y hacer cosas, que si se hunde y se rinde yo no puedo con el peso de todo. Me ha contestado que no es capaz, que no tiene ganas de nada solo de dormir. Le he dicho que lo haga por mí. No creo que lo intente aunque me lo haya prometido.
Me siento culpable por todo. Culpable porque no sea capaz de hacer que mi padre se encuentre mejor. Culpable porque mi madre no consiga encontrar más razones para ser fuerte. Culpable por ser demasiado orgullosa, por pensar que no tengo derecho a pedir ayuda o consuelo, por creer que si lloro en el hombro de alguien se van a alejar de mi. Culpable si lloro, si río, si me alejo, si estoy cerca, si pienso en huir un par de días, si me voy de viaje, si hablo con alguien de lo que siento. Culpable por no poder perdonar a mi hermano que me hiciera pasar el peor día de mi vida. Y culpable por sentirme víctima en otras situaciones. 
Culpo a mis padres de no haber sabido reaccionar por el pánico aquel día, por haber hecho que fuera yo quien tomara el control de la situación dando órdenes, esperando a la ambulancia y hablando con la policía en medio de un ataque de ansiedad que me impedía respirar. 
Culpo a mi hermano por ser más débil que yo, por no afrontar las situaciones como debería, por no ayudarme con el techo que se me viene encima, por tratarme como si fuera una inquilina más de su pensión, por vivir por y para su novia ignorándonos a los demás, por no hablar con mis padres o preocuparse por cómo lo están pasando, porque a veces ni se entera de que mi padre está en la cama y no ha ido a trabajar. 
Culpo a mis abuelos porque mi tía es la niña de sus ojos y se olvidan de que su hijo está sufriendo, porque no vienen a verle como hacían antes. 
Culpo a mis tías de no ayudar más, de no apoyar más a mi madre en vez de decirle una y otra vez que lo que tiene que hacer es aguantar, porque por mucho que me digan que puedo irme a sus casas cuando necesite aire lo que yo necesito es que haya más brazos levantando mi mundo. Culpo a mis primos de lo mismo. 
Culpo al jefe de mi padre por ser un cabrón inmaduro que no sabe de la misa la media. 
Culpo a mi exnovia por haberme hecho confiar en ella, por haber hecho que ella fuera mi vía de escape, por haberme apoyado y después haber desaparecido; porque antes estuviéramos o no juntas en cuanto me pasaba algo era la primera en saberlo y ahora ni siquiera me atrevo a marcar su número de teléfono; la culpo por las veces que se preocupó por mí, por haber conseguido que saliera de mi burbuja protectora, por haber hecho que me sintiera segura siendo débil a su lado, para después irse sin mirar atrás. 
Culpo a muchos exs por no haber sabido ver cuando no me encontraba bien, por haber pensado que era más importante quedar o no quedar que lo que me retuviera en casa; por haberse preocupado más por la capacidad de vuelo de un cerdo que de intentar animarme o aunque sea darme un abrazo que lo dijera todo.
Culpo a medio mundo por ser feliz y al otro medio por no serlo.
Culpo a los que lo tienen todo de no saber apreciarlo.
Culpo a los que están sanos de no darse cuenta de lo increíblemente suertudos que son.
Podría poner fotos, frases de canciones, películas o vídeos. Podría poner dibujitos, hablar de las flores, los ríos, la primavera.
Pero lo único que me apetece es meterme bajo tierra y esperar a que el mundo entero desaparezca a mi alrededor.
No hay derecho.
Con lo que me costó salir de la depresión... ¿por qué el universo me hace esto? ¿Para cuándo un respiro? ¿No me lo he ganado ya? 
Ayudo a los demás, animo a la gente que quiero, escucho, aconsejo, si tengo que irme a Alaska porque un amigo está deprimido me voy, me hice voluntaria, quiero irme un verano a ayudar en la India, quiero adoptar, estoy siempre ahí cuando creo que alguien me necesita, a veces no se hablar pero si que se dar abrazos, pero para qué, si por mucho que intentes ayudar siempre habrá alguien mal, si por mucho que des nunca recibes lo mismo a cambio. 
¿Por qué doy y doy y doy más de mí si luego nadie hace lo mismo por mí?
¿Por qué me esfuerzo cada día más si lo único que consigo es sentirme más inútil?
¿Por qué no vivo en una película Disney y la bruja malvada deja de tocarme las narices, aparece el príncipe y comemos perdices por siempre jamás?
¿Por qué no puedo ser pequeña, irresponsable y no tener ningún tipo de estrés?
¿Por qué otros sí y yo no?
¿Qué he hecho mal?
¿En la otra vida fui asesina o torturadora y ahora me lo están devolviendo?
¿Qué más tengo que hacer?

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