¿Qué pasaría si existiesen mundos paralelos, universos alternativos? Si cada opción que hemos elegido en nuestras vidas hubiera tomado un rumbo diferente en algún otro lugar. ¿Cómo sería nuestro otro yo? ¿Habríamos seguido una y otra vez el mismo camino o habríamos sido personas diferentes en el fondo?
Tal vez si pudiéramos contrastar opiniones con nuestros otros yos sabríamos si a lo largo de nuestra vida hemos tomado la vía que más nos convenía, que más queríamos o simplemente la que más feliz nos haría. Es complicado pensar que habría pasado en cada una de las otras situaciones.
¿Qué habría pasado si hubiera habido plazas en trabajo social cuando yo iba a ir a la universidad? ¿Sería feliz en esa carrera? ¿Llegaría a conocer a las personas que conozco ahora? ¿Mi vida sería mucho más diferente?
¿Qué hubiera pasado si en lugar de pasarme al Grado hubiese seguido en la Diplomatura? ¿Me arrepentiría de la decisión? ¿Estaría contenta de estar en mi último año en lugar de estar en el penúltimo?
¿Y si no hubiera elegido la universidad? ¿Y si hubiese hecho el módulo que quería hacer de lenguaje de signos? Aun sigo queriendo hacerlo... pero ¿me gustaría vivir solo de eso?
¿Qué habría cambiado si en lugar de letras hubiera escogido ciencias? No creo que me hubiera ido muy bien la verdad... pero nunca se sabe.
¿Y si me hubiera rebajado para recuperar a la que era entonces mi mejor amiga? ¿Me habría dado cuenta de que realmente no me interesaba tenerla en mi vida?
¿Y si aquel día en Cádiz que casi me atropella un coche no hubiese frenado a tiempo? ¿Habría muerto? ¿Me habría roto tan solo una pierna? ¿Estaría paralítica?
¿Y si hubiera rechazado cada beso en mi vida? ¿Me habría evitado el dolor del desamor? ¿Habría conseguido que no me rompieran el corazón? ¿O viviría la existencia triste y vacía del que nunca ha sentido nada?
¿Qué hubiera pasado si hubiese hablado todo lo que debí hablar? ¿Si hubiese dicho los Te quieros que no dije? ¿Si hubiera sabido lo que otros sentían por mi?
"Nunca te arrepientas de algo que una vez te hizo sonreír." |
¿Y si siguiera vistiendo como hace unos años? ¿Me sentiría a gusto conmigo misma llevando esa ropa? ¿Me habría terminado comprando tantos vestidos cuando antes odiaba todo lo que fuera enseñar las piernas?
¿Y si aquel día horrible hubiera ido a ver a mi abuela al hospital en lugar de quedarme en casa estudiando para un examen que nunca realicé? ¿Habría asumido mejor que se había ido?
¿Y si hubiera conocido más a los que he perdido? ¿Habría sufrido más o estaría más satisfecha por haber conectado antes de que se fueran?
Tal vez sea una locura siquiera plantearse todas las hipótesis que pasan por mi cabeza, todas las posibles opciones, todos los cambios, todas las consecuencias, al fin y al cabo mi vida es mi vida y si existiera otra yo no sería yo, solo alguien parecido a mí con otra forma de ver el mundo, otras relaciones, otros estudios, otro carácter y en resumen otra vida.
Somos individuales, hasta en el supuesto de que existieran dobles de cada uno de nosotros, seguiríamos estando solos con nuestro tiempo, nuestra sucesión de los acontecimientos. Nadie puede repetir todo en otro mundo, porque ni siquiera nosotros seríamos capaces de repetirnos de volver a empezar.
Cambiamos cada segundo que pasa. Ahora pienso en hacer algo, dentro de un segundo he cambiado de opinión, porque por muchas vueltas que le demos a las cosas es el último momento, ese instante en el que nos decidimos sin importar qué pase, el que marca lo que viene después.
Somos lo que hemos vivido, lo que hacemos y lo que algún día escogeremos. Somos un extraño laberinto del que solo podemos ver la entrada y la salida. Nacemos y morimos y todo lo que está en medio es un mero caos sin sentido en el que tenemos que aprender a sobrevivir. A veces corremos, en ocasiones vemos a través de los muros, otras incluso perseguimos a alguien por el laberinto.
Vamos y venimos, creemos que tenemos metas, pero no es más que el rumbo al que nos empujan las pequeñas elecciones diarias que tomamos.
Puede que haya otra Á. escribiendo en otro blog en algún lugar del universo. O puede que sus padres finalmente eligieran llamarla Diana y no cambiaran de opinión como los míos. Puede que ella consiguiera teñirse el pelo de morado o de rosa como intenté yo. Puede que ella tenga pareja, trabajo y haya terminado los estudios. O puede que esté sola, estudiando o escribiendo en un blog que a nadie le interesa.
Pero ella no sería como yo. Aunque seguramente nos llevaríamos bien si llegáramos a conocernos.
Y si hubiera un planeta paralelo y por una extraña jugarreta del destino pudiéramos conocernos. ¿De verdad querríamos? ¿Querríamos saber cómo sería nuestra vida si cada paso del camino hubiera sido con el pie contrario? ¿Y si nuestro otro yo hubiese muerto? ¿Nos preguntaríamos qué fue lo que pasó?
¿Preferiríamos vivir en la ignorancia? Después de todo, por mucho que viéramos como hubiera sido todo de tomar otras decisiones, eso no nos haría volver atrás, no podríamos cambiar nuestro pasado y puede que afectase demasiado a nuestra visión del futuro.
Necesitamos el azar, es algo que tiene que ir dentro de nosotros, la incapacidad para predecir con exactitud las acciones y sobre todo las reacciones. Es imprescindible que vivamos en la ignorancia para poder ejercer el libre albedrío que nos quitaría el saber "qué hubiera pasado si..."
Creo que nos volveríamos locos, incapaces de pensar en otra cosa que en los errores cometidos aunque fueran menores que los beneficios obtenidos en nuestra realidad. Estaríamos prisioneros en un círculo de realidades que no llegamos a vivir, limitando nuestra visión más allá de las equivocaciones y de los resultados contrarios a los que obtuvimos en cada ocasión.
Tenemos que pensar que como seres únicos e individuales, ni siquiera nuestro propio doble tendría cada uno de nuestros pensamientos, nuestras batallas internas, nuestras inseguridades...
No se enamoraría de la misma persona ni reaccionaría igual en una discusión.
No tendría los mismos amigos ni los mismos conocimientos.
No sería nuestro doble desde el segundo exacto en el que tomase su primera decisión. Siameses separados.
Todos tenemos nuestro camino, nuestro laberinto y nadie más puede repetir cada uno de sus recovecos, ni siquiera nosotros mismos.
Así que perdámonos y, quién sabe, quizás un día todos los laberintos se crucen y veamos la existencia desde otro prisma. Puede que eso no suceda hasta que todos salgamos del laberinto, pero si nadie sabe qué hay después, todo es una posibilidad.
Hasta entonces, guiémonos por lo que sabemos, por lo que aun nos falta por saber y por lo que sentimos en este mismísimo y efímero pestañeo.
Abres los ojos. Ves.
Cierras los ojos. Sientes.
¿Y si los hubieras cerrado antes? Ya no puedes repetir, elige da igual si eliges bien o mal mientras que lo hagas. Incluso no tomar ninguna decisión ya es seguir un camino.
¿Cómo crees que sería tu otro yo?
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