Se puede tener miedo de muchas cosas, pero si miles de personas lo hacen... no será tan terrible, ¿no?
Así que hoy me he levantado con intención de superar mis miedos de niña y a la vez volver a ser una cría.
He gritado hasta quedarme sin voz, he reído a carcajadas, he sentido dolor de cabeza por el frío de un granizado de frambuesa y he vuelto a reírme al ver que mi lengua estaba de color azul, me he calado hasta los huesos una y otra vez sin parar de sonreír, me he pringado entera del chocolate de un gofre compartido...
He temblado, me he mareado, casi vomito, he tenido miedo, he sentido el pánico de subir por primera vez a un terror desconocido... pero ahí estaba B. para gritar conmigo.
No iba al Parque de Atracciones desde aquella vez que P. y yo fuimos con mi prima pequeña, ha sido extraño, pensaba que me acordaría de muchas cosas al volver, pero no ha sido así. En lugar de eso solo he pensado en dos cosas, en lo divertido que es compartir el infantilismo con alguien y en algo demasiado cursi para escribirlo que no tiene nada que ver.
Yo pensaba que era rara porque con 20 años me hace ilusión subir a los tiovivos... Creía que sería la única que no entendiera porque ya no hay coches de choque para adultos... Pero ahí estaba B. para subir al caballo de mi lado.
Así que hoy voy a dedicarle a ella mi blog. A la persona más diferente y más igual a mi que puedo encontrar. A quien no le da vergüenza chillar como si se le fuese la vida por la boca. A quien busca conmigo el animal perfecto del tiovivo. A quien canta conmigo a coro la canción de Bob Esponja junto con un montón de niños.
Tú que me entiendes cuando yo no me entiendo. Tú que sabes lo que pienso y siento antes incluso de que yo me haya dado cuenta. Tú que puedes cotillear y reírte conmigo solo por miradas. Tú que compartes conmigo la idea de que el "los exnovios no se tocan" es para quinceañeros. Tú que no eres tan extrovertida que compensas mi timidez.
Hoy por mi pequeña B. que está igual de cansada que yo... pero ella tiene la suerte de poder dormir en cuanto pega la oreja a la almohada. Así que solo pondré una cosa más.
Por los miedos. Por las alturas. Por B. y la noria.
Afónica, un poco chamuscada, pero sonriente.
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