lunes, 28 de febrero de 2011

Inteligencia emocional en la sabana madrileña.

 "Llega el enemigo,
vamos a luchar.
Me enviaron nenas,
tal vez a jugar.
Hoy dais lástima,
vais a aprender.
Pasión, deber,
valor, virtud.
Pues yo ya lo logré,
ahora tú.
La quietud del bosque
y el ardor del sol,
cuando los consigues
tuyo es el control.
Y aunque eres hoy patético,
todo un hombre haré de ti
y serás el mejor para mí.
No puedo ya ni respirar,
despedidme de mi gente.
Y por qué falté a la
escuela a entrenar.
Ya la veo renunciar.
Que no vaya a descubrirme.
Cómo desearía hoy saber nadar.
Con valor
seré mas raudo
que un río bravo,
con valor
tendré la fuerza
de un gran tifón,
con valor,
con la energía
del fuego ardiente
la Luna sabrá guiar el corazón.
Vienen ya lo hunos
y no hay más que hablar,
si haces lo que ordene,
te podrás salvar.
No estás listo aún para luchar,
sobras, ya te irás de aquí,
no serás el mejor para mí.
Con valor
seré mas raudo
que un río bravo,
con valor
tendré la fuerza
de un gran tifón,
con valor,
con la energía
del fuego ardiente
la Luna sabrá guiar el corazón.
Con valor
seré mas raudo
que un río bravo,
con valor
tendré la fuerza
de un gran tifón,
con valor,
con la energía
del fuego ardiente
la Luna sabrá guiar el corazón.
"
Voy a hacer todo un hombre de tí, Mulán.

Hace un tiempo conocí a un chico que siempre habla de su falta de "Inteligencia emocional". Ahora creo que, aunque en su caso era una carencia absoluta, todos padecemos una ligera estupidez en este campo; si entendemos como Inteligencia Emocional la capacidad para saber actuar en ciertas circunstancias, interpretar correctamente las indirectas y poder saber cuando alguien simplemente no va a rechazarte.
En la sociedad del siglo XXI, la mujer ha alcanzado tal grado de independencia que ha modificado el comportamiento y las emociones.
Esto me lleva a mi conversación con ciertas chicas sobre nuestra metáfora: la sabana. Dicha metáfora sitúa a las mujeres en la posición de leonas que observan a un grupo de gacelas que campan a sus anchas sin intuir su presencia. La manada fija sus ojos en varias gacelitas aparentemente inofensivas... pero muy rápidas, escurridizas. Comienza la casa, en principio las leonas esperan a la sombra a que sus presas se acerquen... pero no funciona. Tanta espera solo consigue aumentar el hambre. Unas leonas son más hábiles que otras, corren hasta conseguirlo y no se detienen ante nada. Otras... otras tienen miedo a aventurarse y perder su alimento sin saber si volverán a encontrar una gacela como la que se ha escapado. No todas son reemplazables, aunque lo intentemos solo hay algunos ejemplares capaces de saciar a las leonas.
¿En qué momento nos volvimos leonas que no saben cazar? ¿Por qué dejamos de ser nosotra slas gacelas que se hacían de rogar?
¿Cómo saber cuando saltar a campo abierto y dejar el escondite que nos aporta seguridad? ¿Cómo saber si se nos va a escapar o si lo lograremos? Es muy fácil aconsejar y decir "¿a qué esperas?". Pues por lo visto esperamos a que la gacela elegida sea valiente o suicida y se nos acerque, a que nos de una señal clara de que debemos saltar. Pero en la sabana no hay Inteligencia Emocional.
No sabemos cuándo actuar porque no sabemos interpretar las señales negativas o positivas. Intentamos que nuestras intenciones se vean claras para que nos digan "adelante" o "ni lo intentes". No vamos a tomarnos terriblemente mal un rechazo, podemos superarlo... pero preferimos que sea algo claro de ver sin tener que lanzarnos al vacío, el "animal rey" no quiere que se vea la tristeza en sus ojos o la humillación cuando una gacela se aparta... ¿Por qué no enviamos señales más claras? Andamos siempre con sutilezas que aumentan la confusión y a la ves la expectación... y cuanto menos queremos pensar en ello más alto ruge nuestro estómago.
Nunca se creó mejor metáfora. Si solo fuéramos un poco más "inteligentes emocionalmente", si pudiéramos verlo claro antes de actuar... ¿Tenemos que entender que ignoran nuestras señales como negativa o es que por su parte también hay confusión? ¿No nos entienden o fingen para no volver a ser cazadores? Con lo sencillo que es ser presa... ¿quién querría volver a ser depredador?
N., sé que puedes ser una gran leona... ¡pero tu gacelo podría colaborar de una vez! ¿Acaso no vemos todos que quiere hacerlo?¿Por qué no lo hace?¿Envia señales contradictorias sin querer o le gusta jugar?¿No nos decían de pequeños que no se juega con la comida?
Hartas de "gacelos", ¿dónde se esconden los leones?



"Sonreíste a quema ropa,
contra el filo de mi boca."
Lo que no ves, Pol 3.14







Si pudiéramos por un segundo 
leer la mente de la otra pesona...
¡qué fácil sería todo!


    

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