jueves, 28 de octubre de 2010

Esperando

"Y puede que un día
si conjuras mi nombre
no recuerdes siquiera
el color de mis ojos."
Paralelamente, Lucía Etxebarría.

Muchas veces me pregunto si creer en el amor no es más que una esperanza inútil que nos envuelve en una búsqueda insaciable y hace que la soledad resulte dolorosa. Cada experiencia nos hace cuestionar aquello en lo que creemos, nuestras ideas, nuestros sentimientos e, incluso, si el camino que nos hemos fijado es el que verdaderamente nos corresponde.
Me despierto después de una relación para darme cuenta de que no era mi sueño y me digo a mi misma ¿cómo puedes ser tan cabezona? si desde el primer día supe que tenía la fecha de caducidad marcada a corto plazo... ¿por qué lo intenté? porque donde unos ven una pérdida de tiempo, yo veo un riesgo que merece la pena.
Desde que tengo uso de razón recuerdo haber observado con emoción las historias de amor de las películas, esos besos que hacen vibrar algo en nuestro interior... Y crecemos convertidas en marionetas absurdas del romance, siempre esperando.
Sentimos, queremos, amamos, pasa el tiempo y de pronto un día miramos atrás y a duras penas recordamos su rostro, su voz, su olor o su tacto, y nos decimos "no era él/ella" o lo peor, lo recordamos con total nitidez y nos asaltan miles de dudas "¿y si era él/ella y lo dejé marchar?" Obcecados en que en algún momento nos tocará seguimos esperando.
Esperando que llegue esa persona que de la vuelta a nuestro mundo, esperando que nos hagan reir, que nos abracen y nos besen sin querer separarse de nosotros, alguien con quien ser como eres de verdad y no una extraña que casi no puedes reconocer en el espejo... esperando y esperando. Y me aburro de intentar presionar al destino para dejar de cuestionarme el amor... porque sé que está ahi y que como yo... está esperando.

¿Dónde estás?
Es de mala educación hacer esperar tanto...

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